Espejo del agua, una obra del sueco Johan Axel Gustav Acke, Constituye también un jalón de primer orden en el desarrollo artístico de la corriente nacionalista escandinava.
El cuadro fue comenzado en septiembre de 1894, cuando Acke realizaba una estancia en el seno de una colonia de artistas, en una isla del archipiélago de Estocolmo. Unos cuantos meses más tarde, el artista decide realizar un imponente marco cuya decoración esculpida estaría en armonía con la temática del lienzo. En efecto, los elementos acuáticos y forestales pintados, las ramas de coníferas esculpidas pobladas de pájaros trepadores, constituyen un himno a la naturaleza escandinava. A lo largo del año 1895, la obra se modifica: del cuadro mural, se transforma en una amplia pantalla para colocar en el centro de una estancia. Se concibe entonces un reverso, bajo la forma de cinco paneles estrechos que representan un ballet de nixes – ninfas de las aguas en las leyendas germánicas – que sostienen un pilón luminoso.
La temática del Espejo del agua está basada en la ósmosis del cuerpo humano desnudo y de la naturaleza, como lo hizo en otras obras, para celebrar prácticas naturistas de las que era un ferviente adepto. Aquí, ambos cuerpos femeninos no se entregan a meros juegos acuáticos y deportivos, sino que parecen lanzados en una carrera irreprimible. ¿No podrían estar dotados de un valor alegórico y a caso no aludirían Suecia viniendo al socorro de Finlandia oprimida por la Rusia zarista? Esta hipótesis podría ser confirmada por el hecho que Acke ha retomado su cuadro diez años después de haberlo acabado, acentuando la luminosidad mediante tonalidades de un azul contundente, justo antes de enviarlo a la Exposición internacional de San Petersburgo de 1908.
El cuadro fue comenzado en septiembre de 1894, cuando Acke realizaba una estancia en el seno de una colonia de artistas, en una isla del archipiélago de Estocolmo. Unos cuantos meses más tarde, el artista decide realizar un imponente marco cuya decoración esculpida estaría en armonía con la temática del lienzo. En efecto, los elementos acuáticos y forestales pintados, las ramas de coníferas esculpidas pobladas de pájaros trepadores, constituyen un himno a la naturaleza escandinava. A lo largo del año 1895, la obra se modifica: del cuadro mural, se transforma en una amplia pantalla para colocar en el centro de una estancia. Se concibe entonces un reverso, bajo la forma de cinco paneles estrechos que representan un ballet de nixes – ninfas de las aguas en las leyendas germánicas – que sostienen un pilón luminoso.
La temática del Espejo del agua está basada en la ósmosis del cuerpo humano desnudo y de la naturaleza, como lo hizo en otras obras, para celebrar prácticas naturistas de las que era un ferviente adepto. Aquí, ambos cuerpos femeninos no se entregan a meros juegos acuáticos y deportivos, sino que parecen lanzados en una carrera irreprimible. ¿No podrían estar dotados de un valor alegórico y a caso no aludirían Suecia viniendo al socorro de Finlandia oprimida por la Rusia zarista? Esta hipótesis podría ser confirmada por el hecho que Acke ha retomado su cuadro diez años después de haberlo acabado, acentuando la luminosidad mediante tonalidades de un azul contundente, justo antes de enviarlo a la Exposición internacional de San Petersburgo de 1908.
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